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Pendientes de Salomón

Pendientes de Salomón

Fue en África, donde el rey Salomón ocultó en una de sus minas un fabuloso tesoro. Diversas expediciones a la zona no dieron con la famosa mina. Al final todo quedó en una leyenda que llegó a Hollywood. Para Deborah Kerr el papel que realizó en la película de las minas del rey Salomón fue muy intenso. La filmación en África conlleva su dificultad y la leyenda de Salomón en aquellas latitudes lo impregnaba todo.

Pendientes de Salomon
Deborak Kerr – Stewart Granger – Las minas del rey Salomón

Según se rumoreaba en Hollywood en los años 50 Deborak encontró lo que buscaba en su vida en aquel rodaje. Ignorábamos lo que encontró Deborak Kerr en aquel lugar, pero no nos cabe duda que fue parte de su felicidad.

Cuando un proveedor del Rincón de Mamá nos mostró unos pendientes, rápidamente acudió a nuestra mente, escenas de aquella película junto a Stewart Granger. Aquel bello paraje africano y la ilusión que se presiente al estar cerca de un tesoro. Cuando una se imagina el Dorado, una cueva mítica llena de tesoros, un lugar que oculta algo de gran valor, no puede negar que la imaginación se dispara y sonríe.

Quizás con los pies en la tierra, pensamos que aquel lugar mítico ya no existe, que puede que existiera, pero que ya no. Pero lo bueno, lo mejor de todo, es la sensación que queda cuando estamos pensando en la posibilidad de descubrirlo. Justo en ese momento, antes de que la razón nos arroje el tazón del agua fría.

Estos pendientes chapados en oro, son esa sensación antes de la razón. Son económicos, chapados en oro pero con un corte y un diseño de un gusto muy especial. Quisiéramos pensar y de hecho lo pensamos, que a estas alturas de la vida creemos solamente todo aquello que nos aporta, que verdaderamente el diseñador de los pendientes, sí estuvo en esas minas. Que halló el tesoro y que un sucio cuaderno apostado en una roca, hizo el esbozo a garabatos de aquello que estaba contemplado.

No sabemos si el original obra en su poder, pero si sabemos que el reflejo, que la sensación que existe otro maravilloso mundo es real. Un mundo que está a mitad de la realidad y los sueños. Un mundo donde se inspiran los artistas, donde beben los genios.

Quizás para cualquiera estos pendientes sean unos simples pendientes, pero nosotros estamos convencidos,que esto no es así. ¿Quieres verlos de cerca? Nos encantaría escuchar tus sensaciones.

Pendientes de Salomón (aro,criollas)

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pendiente Salomón
Pendiente de Salomón
el rincón de mamá
El Rincón de Mamá

Flores de primavera

Hoy he visto una flor. Era pequeña y delicada. Se escondía en una grieta del cemento del patio. Nadie la había visto excepto yo. Hizo que detuviera mi paseo normal, pero nadie se dio cuenta. Aquí cada una va a lo suyo, bastante tenemos ya en la cabeza para preocuparnos por otra persona. No hay espacio más que para una misma, para evitar la locura de estar encerrada y caer en una depresión aún más profunda. Aquella pequeña flor se abría paso a la luz, en esa herida que tenía el suelo sin importarla mejores suelos o mejores compañías.

Me hizo recordar mis pendientes de primavera. Los adquirió André en una boutique del centro después de una discusión suave de términos primaverales. Yo le contaba la felicidad de ver la primera mariposa, de ver los brotes y pequeñas flores en las ventanas. Como los jardines se ponían sus camisas de verdes, como los árboles aletargados estiraban las ramas y aparcaban el bostezo. Él me decía que odiaba las alergias, el polen y los insectos. Que un día ibas de verano y otro de invierno. Que el tiempo abrazaba la anarquía y no daba tregua a la previsión.

Yo opino que la imprevisión nos pone a prueba cuando se produce. Nos hace ver de que material estamos hechos y el aguante que somos capaces de soportar. Adoro las flores y si me hacen estornudar sonrio. Me encantan las mariposas, pero si se franquea el paso una araña, pues me cambio de acera. Que un día voy con guantes y otros con falda corta. Que mi armario y mi vestidor es la primera línea de fuego, en la que la batalla del día a día no da tregua.

Me encanta la primavera y sus altibajos. Los campos verdes, los aguaceros, las abejas perdidas, las campanas sonando, las primeras terrazas, los alevines y los jóvenes jilgueros. La luz es nueva, como las nuevas tendencias de moda. Nada es lo que era, y nunca lo que vendrá será igual que ahora. Ni mis zapatos, ni mis pendientes, ni el carmín que besa sus labios.

Con aquellos pendientes pasee muchas veces del brazo de André, siempre en primavera, siempre cuando lo nuevo reemplazaba lo viejo. Ya se fue el oscuro invierno, ya renacen las flores, rejuvenecen la sonrisas y la vida prosigue hasta otra nueva estación.

Siempre disfrutando, siempre mirando al cielo, como las flores, como los besos, como sus abrazos.

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Pendientes Perla

Pendientes y compañía

Nunca debí aceptar su compañía. Era una mala época donde el trabajo y la falta de tiempo me impedían parar en el escaparate. Algún vestido colorido visto de reojo mientras iba a la carrera, pero poco más. Hasta que llegó otoño y el frío y la lluvia me obligó a refugiarme en ese escaparate, guarnecida por aquel viejo toldo que plantaba cara al cielo, o al menos lo pretendía.

Mi mirada recorría aquel escaparate maravilloso. Zapatos de ensueño, bolsos de película, collares de fantasía y aquellos….pendientes. Tan pequeños, tan delicados, tan brillantes que no podía apartar mi mirada de ellos. Estaban junto a un cálido gorro de lana con un pompón gracioso, pero ellos destacaban por encima de todo.

Pendientes Perla

Haciendo un esfuerzo, (adiós a tomar el autobús en unos días) me los compré. No sé por qué, yo no soy de ponerme algo nada más comprarlo, me puse los pendientes en la propia tienda. Salí caminando, lloviznaba un poco y ocurrió. Una voz masculina que decía “me permite” me recorrió todo el cuerpo. Cuando pude darme cuenta un paraguas negro agarrado por unos elegantes guantes de cuero, cubría todo mi cuerpo. Aquel hombre amable, con su corbata azul de rombos, su olor a perfume de Hugo Boss, su limpia mirada, me había conmovido. Me acompañó andando a mi casa, mantuvimos una conversación agradable, yo no daba crédito, nunca me había ido con un extraño. Pero supongo que las circunstancias de la lluvia, las buenas maneras en estos tiempos, me embriagaron y permití que me acompañara. Agradecí no tener el dinero para el autobús y ese paseo bajo la lluvia.

Llegamos a mi portal, nos despedimos, el me invitó a una taza de café pero la rehusé, estaba maravillosamente nerviosa.

Al día siguiente, a la misma hora con el paraguas cerrado y con frío, aquel hombre me esperaba en el mismo sitio donde le encontré.

Poco a poco fuimos quedando, nos fuimos conociendo y hasta nos casamos. Lamentablemente a veces las cosas no salen como una quiere. Hoy con mis pendientes le he servido un té caliente. Llueve y hace frío, la rutina se agolpa en los cristales y pierdo mi mirada en los tejados.

De repente el sonido de la taza de té en el suelo me ha sobresaltado, tendré que fregarlo antes de entregarme. No pasa nada, seguro que algún día escampa y podré pasear tranquila por la avenida. Ya no olerá a perfume, pero mis pendientes brillarán como lo hacen las gotas al resbalar entre las hojas, eternamente felices.

Pendientes de perla

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Siempre pendientes

Pendientes de la persona amada, pendientes de los padres que nos dieron la vida, pendientes de los que nos importan y a quienes importamos. Pendientes de la vida que a veces cuesta subir, pendientes en las que siempre alguien muy cercano y especial nos acompaña, pendientes que cuando las superamos salimos reforzados y felices de nuestro coraje y fuerza. Es maravilloso el idioma español cuando para una misma palabra utiliza  matices distintos. Esa misma palabra se adapta al día a día y a distintas situaciones, tomando connotaciones distintas. Y como no puede ser de otra forma esa palabra, “pendientes” toma su propio valor y significado en el rincón de mamá. Quizás un poco la palabra pendientes sea como una delicada copa de cristal, la cual podemos llenar de un precioso néctar o ser un simple vaso de agua.

Este ejemplo lingüístico como el amigo del rincón de mamá ya habrá intuido, es para hablar como no, de los pendientes del rincón. Utilicemos el lenguaje de nuevo, para describir lo más brevemente nuestros pendientes.

Los que habéis visitado la tienda del rincón de mamá habréis observado como nada más pasar su puerta, una persona os recibe con una gran sonrisa y disposición. Os habréis sentido como en una casa familiar. Esa sensación de tener una persona  pendiente de nosotros, para escucharnos, aconsejarnos y mantener una buena conversación. El rincón de mamá no es una tienda que se rige por una pendiente horaria, de esas que te agobian para hacer tu compra o consulta y abandonar rápidamente el establecimiento para seguir vuestro camino. En el rincón de mamá no hay pendientes como tales, sino más bien es un paseo junto al mar, un caminar con un amigo por un sendero de amistad. En el rincón de mamá las pendientes se tornan veredas donde la comunicación fluye sin trabas ni saltos de agua. Ya lo hemos descrito otras veces, una tienda que no es tienda, un rincón en el corazón de la ciudad, una ligera pendiente de bajada donde aligerar el peso de la vida, al menos por un instante.

Se nos olvidaba, estar pendientes a Septiembre se acercan muchas novedades, todas ellas buenas como no podía ser de otro modo.

Ser felices.

(Nuestros Pendientes)

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@by Rubén García Codosero