Valsaín

Visita a Valsaín

Visita recomendada

“A no más de 4 horas a caballo, atravesando con cuidado eso sí el puerto de Navacerrada, te encuentras en casa de la tía. No tiene pérdida, si hay niebla en Valsaín, sigue siempre el olor de la leña. Tu olfato te guiará como el mejor sabueso del abuelo Fernando. Eso sí, una vez allí aunque el frío te sea incomodo, aguanta como debes los honores de la guardia. Luego ya verás dentro de palacio, una vez instalada como los fuegos de las chimeneas y su crepitar te abrazan mientras ves el jardín nevado, desde tu ventana.”

Quién sabe querida amiga, si una carta así se dirigían dos hermanas, para realizar una visita a su familiar, la reina Isabel II. Allí bajo la montaña, se encuentra la Granja de San Ildefonso. Siempre en un lugar privilegiado e idílico, al resguardo del tiempo bisiesto, el temporal y el climatológico. Presenta en estas fechas, aromas de otros tiempos. Con la nieve bajo nuestras botas, podrás recrearte en la visión de la fusión de la belleza pura en el valle de Valsaín.
 

Palacio de la granja de San Ildefonso

Nacido casi al unísono del mismísimo Versalles, sus jardines, monumentos y estatuas guardan más de mil historias. Quién sabe qué decisiones, qué acuerdos o promesas se sumaron al entorno. Y aunque ahora el palacio es un mero monumento, quién sabe lo que le deparará el destino. El Real Sitio de la granja es paciente y sabe esperar, de hecho es un buque que navega entre el tiempo. Y en esta parada de su historia, te brinda el poder subirte por unas horas a lomos de su esencia.
 
Pasear en primavera, verano, otoño o ahora entre las nieves te hace firmar con tu presencia, en el libro de honor al lado de todos los reyes, pasados, presentes y futuros. Y no te preocupes si al pasear; sorprendes a un fauno tocando su flauta bajo una fuente. Quizás esté rompiendo un hechizo y la dama de piedra bajo el agua, empiece a respirar. Obsérvalo en silencio, deja que tu respiración se una a sus notas.

Bien abrigadas, con sombrero Fedora de caza o gorrito de lana, guantes de piel y unas buenas botas de montaña para disfrutar del paseo y siempre al final…taza muy caliente de chocolate.

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