Pendiente_Charo_Marín

Envolviendo guiños en Charo Marín

Guiños, pendientes y Charo Marín

La apuesta está clara, la ocasión la merece y no es cuestión de arrojar los dados de la improvisación. El azar y la suerte son malos consejeros para las veladas especiales. No es cuestión de llenar una mochila y tomar el primer avión que se nos antoje, porque luego pásalo que pasa, encontrarte en las islas caimán con tu traje de gala y unas zapatillas de playa. Quizás los pingüinos  puedan empatizar contigo, pero es raro ver un pingüino en las islas caimán. Si has conocido esa sensación, la sensación de estar en el lugar correcto pero con tú imagen menos correcta, no te preocupes que la situación va a cambiar.

Tanto en la naturaleza como en la sociedad hay distintas capas, distintos niveles con distinta funcionalidad. Todas ellas necesarias ya que todas dependen de todas. Nos estamos referimos a la naturaleza, a esos pingüinos en Caimán. Comparar carbón con diamante a simple vista es sencillo, aunque molecularmente sean lo mismo, la elegancia y naturalidad es fácilmente identificable.

Un pendiente es siempre un pendiente, al igual que una roca es una roca, pero como la roca de diamante y la roca de carbón hay diferencias que no siempre saltan a la vista.

Con esta premisa elaboramos una escala de lo más básico a lo más top en lo referente a los pendientes.

Tipos de pendientes.

-Nivel  1 – Pendientes de plástico, de baratillo, de mercadillo o de rastrillo. Por pocos euros cumplen su funcionalidad, te pones algo en tú piel, alérgico o no, con el glamour del pvc y sales al paso o no, en piscinas, playas y los bazares mencionados.

-Nivel 2 – Pendientes sin alma. Los puedes encontrar en casi todas las tiendas, en Internet o en destellos de venta ambulante. Son como el sílice brillante en la arena de la playa. Según vamos andando y en este caso los pendientes, emiten un brillo que nos llama la atención, pero según seguimos caminando por la playa, o en el caso de los pendientes han pasado un día o dos, vemos que dejan de brillar. Que solo han brillado por nuestro punto de vista, o mejor dicho por nuestro estado mental de ese día.

-Nivel 3 – Elaborados con materiales más nobles, con mejor diseño, pero fabricados industrialmente, es decir 1 de 50 o estilos Pandora. Ni son 1 de 50 ni son tan originales como pretenden, ya que el modelo que te gusta lo podrás ver en más de una ocasión en otras mujeres.  Aún así  son una buena opción calidad precio, pero con puntos en contra como el diseño, exclusividad, originalidad.

-Nivel 4 – Alta joyería. Pendientes elaborados por artesanos y diseñadores, con los materiales mas preciosos. Oro, diamantes, platino, esmeraldas… Un pendiente para toda una vida con un precio no tan asequible para la mayoría, pero más barato de lo que parece, dado que el pendiente ni se rompe ni se devalúa, pero aquí la última palabra la tiene quién lo adquiere, es obvio.

-Nivel 5 – Podemos decir que hay toda una suerte de pendientes o joyas que no corresponden a todos los anteriores. Son pendientes que mezclan en un crisol de buenas cualidades, el diseño, los materiales, la perspectiva fuera de la industria. Son pendientes que destacan del resto porque rompen normas, al igual que la naturaleza, o ¿acaso habéis visto una rama de un árbol igual a otra, o un paisaje igual a otro? Y no por ello dejan de ser agradables. No consiste en la labor de esos artesanos que moldean algo que ya conocemos o nos resulta familiar. Eso es la manualización de la industria. Consiste en todo lo contrario, en crear de la nada algo nuevo, que no nos resulte familar pero que nos guste. En apariencia dará igual las proporciones, materiales, texturas, pero es esa suma la que dará al diseño su toque inigualable.

Y en ese último grupo encuadramos los diseños de Charo Marín, un trabajo lo más cercano a la naturaleza de lo que parece. Una sinfonía de acordes de ébano, de plata, de texturas y pinturas. Una visión muy particular de entender la belleza y lo más importante, materializarla. Romper las normas, imponer las propias, la belleza del caos, como nosotras mismas, un perfecto caos de pensamientos, físicos y químicos, emociones y deseos. Así somos, ahora y siempre, como el discurrir de los ríos, como la nube que riega un valle, como las olas que dan brazadas en la playa y jamás se agotan. Para que cuanto alguien te pregunte un día ¿De qué madera estás echa, de que pasta, de que material? Sonriendo le respondas …¡De vida!

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